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¿Cómo identificar los riesgos derivados de los cambios en el plan estratégico de tu organización?

¿Cómo identificar los riesgos derivados de los cambios en el plan estratégico de tu organización? Los cambios en el plan estratégico de su organización pueden crear nuevas oportunidades, pero también nuevos riesgos.





La gestión de riesgos es el proceso de identificar, analizar y responder a las incertidumbres que pueden afectar a los objetivos de su organización. La gestión del cambio es el proceso de planificar, implementar y comunicar los cambios necesarios para alcanzar sus objetivos estratégicos. Ambos procesos están interrelacionados y son esenciales para una planificación estratégica exitosa, ya que te ayudan a anticipar y abordar los impactos potenciales de tus decisiones.


La dinámica del entorno empresarial actual requiere que las organizaciones estén en constante evolución. Los cambios estratégicos, si bien invitan a la reflexión, presentan desafíos significativos. La incertidumbre que impregna estos cambios requiere una gestión de riesgos cuidadosa y bien planificada para garantizar el éxito y la resiliencia de la organización.


En el epicentro de esta gestión se encuentra la identificación de riesgos. Para hacer esto de manera efectiva, es primordial comprender profundamente el contexto en el que opera la organización. Un análisis en profundidad del entorno externo e interno proporciona información valiosa sobre las posibles incertidumbres que pueden surgir. Ya sea que se trate de un cambio regulatorio o una variación en la cultura organizacional, cada detalle debe ser examinado meticulosamente.


Posteriormente, el análisis de estos riesgos es crucial. Aquí, diferenciamos entre oportunidades y amenazas. Si bien algunos cambios pueden abrir las puertas a nuevos mercados o eficiencias operativas, otros pueden plantear desafíos importantes que deben abordarse. La norma ISO 31010, por ejemplo, proporciona técnicas valiosas para este análisis, como el Análisis FODA, que permite discernir las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas inherentes a cada riesgo.


A continuación, la evaluación de riesgos tiene en cuenta el apetito y la tolerancia al riesgo de la organización. No se trata solo de identificar y analizar los riesgos, sino de comprender qué tan dispuesta está la organización a aceptarlos en pos de sus objetivos estratégicos. Esto guía la toma de decisiones, asegurando que los riesgos asumidos estén alineados con los valores y objetivos de la empresa.


Cuando hablamos de controles recomendados, entramos en el ámbito de la mitigación. En función de la evaluación, se establecen medidas proactivas para gestionar y, en la medida de lo posible, minimizar los riesgos identificados. Esto puede implicar ajustes operativos, implementación de nuevas tecnologías, o incluso la capacitación y capacitación continua de los equipos.


Por último, pero no menos importante, viene la evaluación de los resultados. La gestión de riesgos es un proceso continuo. Una vez que se han implementado los cambios y controles estratégicos, es vital revisar y monitorear regularmente los resultados para aprender de ellos. Esta revisión no solo ayuda a mejorar los procesos futuros, sino también a preparar a la organización para los desafíos posteriores, haciéndola más adaptable y resiliente.

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